Algunas palabras de Michele Petit sobre la lectura.
Conferencia Magistral de Michèle Petit, investigadora y especialista en fomento a la lectura, en el marco del II Seminario Internacional de Bibliotecas Públicas. Chile 2013.
“… Para los lectores ¿qué es lo valioso? A lo que encontré mi
atención dirigida a otras dimensiones más allá de las utilitarias. Que los lectores sean asiduos u ocasionales,
aún más, que en la utilidad escolar o social, la lectura se basaba según ellos los lectores) es una necesidad existencial, una exigencia vital. Escuchándolos, leyendo también
muchos recuerdos de lectura, analizando experiencias en que la lectura juega un
papel clave, desarrolladas en contextos críticos, en diferentes partes el mundo,
entendí que en esos tiempos de pérdida de puntos de referencia en que mucho más
que antes les toca a cada uno dar sentido a su propia vida. Leer sirve, quizá
ante todo, para elaborar ese sentido, para dar forma a su experiencia, a su
parte de sombra, a su verdad interior. Sirve para abrir un margen de maniobra,
ser un poco más sujeto de su historia, o a veces para reparar algo que fu roto
en la relación con esa historia o con los otros. Y todo eso va más allá de la
rentabilidad escolar, más allá del placer o de la distracción, y pasa por unos
procesos complejos. Limitándome a evocar algunos aspectos apara los lectores
pero de los que no se habla lo suficiente.”
“La lectura tiene mucho que ver con el espacio y el habitad
las bases espaciales del ser. Los lectores recuerden a metáforas de su espacio: “la lectura era mi hogar”. La lectura es la apertura de otro espacio esencial.
Leer o escuchar leer a otro sirve para el desarrollo de uno mismo o el olvido
de uno mismo, sobre todo cuando no se cuenta con un territorio propio.”
“En la lectura opera una apropiación salvaje, incluso de
desvío que no espera la recomposición del recuerdo, es inmediata. Desde la más
tierna edad, los niños no reciben pasivamente un texto, lo transforman, lo
incorporan, lo integran a sus juegos, a sus escenificaciones, a su teatro
personal, a su mundo interior. Y a lo largo de la vida, de manera discreta o secreta,
todo un trabajo psíquico acompaña la lectura. Los lectores escriben su propia
historia entre las líneas leídas.”
“Ocupamos, de manera ilegal y tranquila, los textos leídos
sin siquiera pensar en ello, porque tenemos una necesidad enorme de encontrar
afuera palabras que expresen lo que llevamos adentro de nosotros. Porque
estamos en una intensa búsqueda de ecos de lo que hemos vivido de manera
oscura, indecible, y a veces se devela, se explicita de manera luminosa y se
transforma gracias a una historia, un fragmento, una frase.
Y es tal nuestra sed de palabras, de formulaciones estéticas,
que a menudo imaginamos descubrir un saber a cerca de nosotros mismos, haciendo
desviarse el texto a nuestro antojo, encontrando en él, algo que el autor jamás
pensó haber puesto…”
“Leer sirve para encontrar afuera representaciones que
permitan escenificar de manera distanciada lo que se ha vivido. En particular,
los capítulos difíciles de la propia historia. Sirve para descubrir, no por
medio del razonamiento, sino mediante un desciframiento inconsciente qué es lo
que nos obsesiona, qué es lo que nos asusta, pertenece a todos. Sirve, no
solamente para enunciar nuestra experiencia singular, sino para expandir los
límites al infinito; permitiéndonos entrar en la piel de un hombre si soy mujer…
de un loco si me creo sabio…”
“Es una curiosa conversación, la que tenemos con nuestros
libros. En la que a veces encontramos una fuerza, una intensidad que nos
tranquiliza, algo inesperado a la medida de nuestra inquietud, que relanza
nuestra narración interior. Nos permite escribir aunque sea en nuestra mente...”
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