lunes, 22 de julio de 2019



 Teatro Nacional: Los convencionalismos de la época y el rol de la mujer


Las de Barranco (1908) es una obra de teatro perteneciente al género grotesco criollo y escrita por Gregorio Laferrére, intelectual que es parte de la denominada Generación del 80’ que da origen al teatro argentino.
Las de Barranco retrata un cuadro de época, pintado con minuciosos trazos de realismo, en donde tanto la acción como los personajes y su lenguaje se presentan con naturalidad, en el contexto de la vida cotidiana. Y es a través de los diálogos, en su expresión viva bajo la forma de un habla coloquial, que el autor logra introducirnos en el imaginario de una clase porteña acomodada, que hacia fines del siglo XIX se ve profundamente afectada por transformaciones sociales y económicas. En medio de este contexto, la obra aparece, reflejando la vida de una familia que ha descendido en su posición social o que se encuentra “venida a menos” y que a cualquier precio tratará de salvar las apariencias.
Argumento:  Doña María, la madre, y Carmen, Pepa y Manuela, las hijas, viven en aprietos económicos por la muerte del padre, el capitán Barranco, quien les ha dejado una modesta pensión que apenas les alcanza para subsistir. En un intento de aumentar los magros ingresos, alquilan habitaciones a dos pensionistas, a quienes doña María trata de sacar provecho por medio de pedidos que incita a hacer a sus hijas casaderas a todo aquel que pudiera ser de “buen provecho”. El principal anzuelo es Carmen, cuyo carácter prudente y conducta decorosa la enfrentan con la madre. Hasta que Carmen, que se ha enamorado de Linares, uno de los inquilinos, se rebela.
La contrapartida aparece en la figura de la hija mayor, Carmen. Sin ninguna duda, ésta última, es la elegida por el dramaturgo como su criatura predilecta, en la cual deposita todas sus esperanzas. Y es en esta lucha de universos opuestos, que el autor nos ofrece una mirada crítica acerca del mundo en el que le toca vivir.
La trama se entreteje a partir de constantes cruces entre lo trágico y lo cómico, logrando un acertado ritmo dramático, que se sostiene en toda la obra.
Para que puedan conectarse con parte de la obra, les compartimos un audio con uno de los tantos diálogos entre Doña María y su hija Carmen:
https://youtu.be/jxSHs4uic30

La sociedad de la apariencia
Laferrere, a través de una mirada lúcida y muy crítica, explora el pulso de una sociedad que en su búsqueda de una apariencia digna, termina cayendo en la indignidad moral. Su dramaturgia nos retrata una imagen  de la sociedad de principios del siglo XX caracterizada por la situación de las mujeres en ese contexto y la "viveza criolla" de una mujer viuda y desesperada por sostener su estándar de vida ante una magra pensión, apelando a la utilización de la juventud de sus hijas.
En la sociedad porteña de comienzo de siglo, tenían plena vigencia los convencionalismos sociales. En cierto nivel, el padre era el único sostén del hogar. Si éste llegaba a faltar, salvo en el caso de que se heredara una fortuna, se producía el desastre: la familia se encontraba, de buenas a primeras, sin sus medios de vida acostumbrados, y debía hacer equilibrio para mantener las apariencias de un bienestar que pertenecía al pasado. En esa época, las mujeres de la clase media, salvo rarísimas excepciones, no trabajaban fuera de su casa. Algunas se defendían haciendo labores en su domicilio o al alquiler de alguna pieza que les sobraba, como en el caso de la obra.
Por si quieren leer la obra, les compartimos el siguiente link:
Si les interesa conocer sobre la vida del autor, pueden visitar el siguiente portal:

Les proponemos que observen cualquiera de las siguientes imágenes referidas a “La guía de la buena esposa” que nos remiten a los convencionalismos y al rol de la mujer:
Þ     ¿Cuáles creen que han cambiado en la actualidad?
Þ     ¿Qué tipo de nuevos convencionalismos pueden mencionar relacionados con el rol de la mujer?







 

1 comentario:

  1. Sin lugar a dudas hoy por hoy estas imágenes quedarían fuera de contexto contrastado con la realidad. Estéticamente son bonitas pero su contenido está siendo visto con la lupa de la igualdad entre el hombre y la mujer. Por supuesto que esos eran otros tiempos, otras generaciones, pero hoy las cosas cambiaron. A pesar de ello, implícitamente las mujeres tenemos tareas "asignadas", como por ejemplo las de la casa, pero así también los hombres como las que implican mover algo pesado o utilizar las herramientas. Pero se las realiza en el marco de que si hace falta los roles se pueden intercambiar. (Maria Marasco, 2°año)

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